miércoles, 12 de noviembre de 2014

Réquiem lento

Sus dejo uno de tantos réquiems lentos compuestos por doquier; dedicado a mi abuelo y al mundo que, junto a él y toda su generación, ya han dejado de existir para siempre. A este para siempre solo cabe oponer un dudoso pero inmanente quizás. Contiene, desde luego, recuerdos asociados a mi abuelo, además de unas leves pinceladas pasolinianas: vamos, que le plagio sin pudor. Para que no lo parezca incluyo el siguiente epígrafe:


"...Monstruoso es quien ha nacido/
de las entrañas de una mujer muerta." P.P. Pasolini.



Yo soy una fuerza del pasado
vengo de las ruinas, de las Iglesias
de los llanos de Castilla la Vieja
y sus cerros. De torozos con encinas,
de trágica, amarga historia.
Campos segados los segaban
y crueles cuervos aguijoneaban
a los hombres de antaño.

Y eran grandes los Cielos
Bien grandes.
El Cielo de aquí en la Tierra.

Hace tiempo, hace poco tiempo
que se hizo leva forzosa
de los hijos morenos del campo
desaparecidos bajo hierro negro
y cal viva en los ojos vidriosos.
Razonable urbe; pulcro estómago
caldero vacío y miseria.
Y a pesar de todo:

Cuán grandes parecían los cielos.
Bien grandes aún.
Los cielos.

Paleta en mano, yeso y caldero
a la calle iban, ya no hay calle
(La Rosa y los Lirios en casa suspiran)
porque levantan sacros imperios falsos
a su pesar, del instante vacío y hueco.
Los Lirios, llenos de mocos, nunca más
daremos flores, nosotros los niños recordamos.
El último imperio de derrota muere
pero cruelmente se lleva a sus herederos.

Y son grandes las tierras.
Bien ausentes.
La Tierra falsa de aquí en el Cielo.
...

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