El
intelectual francés André Briand-Moses, conocido en los círculos de la
izquierda radical del país galo durante la década de los sesenta por su
pensamiento heterodoxo, es el autor del ensayo “De la Filosofía de la
Revolución a la Revolución de la Filosofía”, publicado por la revista
“Socialisme ou Barbarie” (órgano de expresión del grupo marxista francés de
mismo nombre), en 1963. Debido a la disensión política e ideológica existente
entre Briand-Moses y los editores de la revista, estos últimos decidieron
cancelar la impresión cuando apenas se habían terminado de editar unos cien
ejemplares. Gran parte de estos fueron después abandonados en un almacén y la
mayoría despareció tras un incendio sucedido en el edificio en el año 81. Solo
se salvaron unos pocos de entre aquellos que el mismo autor disponía para
repartir entre familiares y amigos, por lo que actualmente es un documento muy
difícil de encontrar ya que, posteriormente, a pesar de los intentos de
Briand-Moses, ninguna editorial quiso hacerse cargo de la publicación.
“Radical,
incendiario, vitalista o desmesurado” fueron los calificativos que el grupo de
“Socialisme ou Barbarie”, encabezado por Castoriadis y Debórd, consideró
apropiados tanto para al autor como para su obra maestra. Y no es para menos,
pues el ensayo está escrito en un sagaz tono panfletario en contra de la
política estalinista del PCF y también contra el trotskismo disidente y
residual de la izquierda de la izquierda oficial. En su crítica aboga por la
supresión de la alienación individual del revolucionario (condicionado por el
capitalismo en Occidente y la burocracia en la URSS) a través de actos
espontáneos y subjetivistas relacionados con lo que él llama “terrorismo
proletario”, es decir, manifestaciones espontáneas de ira materializadas en la
construcción de arte improvisado en las calles, lugares de trabajo…etc Esta
práctica posteriormente inspirará en parte el movimiento conocido como situacionismo,
que será el responsable directo del mayo del 68.
Otro punto
fundamental del libro es el malestar creciente dentro de la izquierda radical
debido a la subordinación general de la intelectualidad “marxista” a la
ortodoxia dogmática de Moscú, o ante la moderación mostrada ante las
editoriales de los países capitalistas en aras de la publicación, solo viable
mediante lo políticamente correcto. Ante esto, Briand-Moses propondrá una nueva
revolución dentro de la Filosofía que acabe con la especulación metafísica
acerca de Marx y la revolución, para pasar a la acción y “transformar el mundo”
en vez de “interpretarlo revolucionando párrafos”.
La obra está
dividida en dos partes: “Arte y movimiento obrero”, y “De la Filosofía de la
Revolución a la Revolución de la Filosofía”. La primera está dividida en seis
capítulos donde se trata el desarrollo de los vanguardismos (entendidos como
terrorismo en el arte) y la segunda con cuatro lo relaciona con el terrorismo
de los Narodni rusos, entre otras manifestaciones de violencia proletaria. En
el último de los capítulos ambos temas se pondrán en relación dialéctica y la
síntesis resultante será el concepto y la propuesta de acción del “terrorismo
proletario”, comentado anteriormente.
La segunda parte, que dará nombre a la obra,
consta de siete capítulos ordenados de tal manera que los dos primeros hacen un
recorrido doxográfico entre autores marxistas, poniendo de manifiesto, a partir
del capítulo tercero, su servilismo para con la burocracia “soviética” y las
multinacionales capitalistas, haciendo hincapié en la necesidad de
independencia ideológica y el derecho al subjetivismo radical de cada pensador.
Se trata,
como es evidente, de uno de tantos libros promotores de la contestación social
de los sesenta, aunque en este caso de manera indirecta, ya que la escasez de
ejemplares hizo que las ideas de Briand-Moses llegaran al movimiento
estudiantil parisino por mediación de otros autores como los mencionados
Castoriadis y Debord. Sin embargo, aparte de esta relativa importancia como
precursor, el libro jamás destacó en ningún otro sentido, siendo incluso
rechazado por su propio autor en los años previos a la caída del muro de Berlín
al considerarlo “desactualizado” y “juvenil e irresponsable”. Cabe mencionar,
además, que a partir de la difusión de la obra en el mundo intelectual de la
izquierda, el autor pasó a ser considerado como persona non-grata por gran
parte de los escritores descalificados en el texto y eso dificultó mucho su
acceso al gran público a la hora de publicar sus siguientes escritos, entre los
que se cuentan “Prestigio del gulag ruso entre los nuestros”, “¿Son compatibles
Marx y Nietzsche? y “Stalin va a la playa”.
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